No permitas que tus sueños se destruyan por la envidia de los otros. No pierdas la fortaleza porque otros creen que estás loco o loca por soñar y querer vivir de la realidad que sueñas. No escuches a los que no les interesa oírte, no cambies tus objetivos para complacer a los demás. Complácete a ti mismo, ejerce tu derecho de soñar y de ser feliz. Los otros por el sentimiento egoísta jamás querrán verte con una gran sonrisa. No pares, que el tiempo es oro y no hay tiempo para poner asunto a los que viven resentidos con la vida.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Mabel Cox
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