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Foto del escritorTatiana Sandoval Pizarro

¿Qué es ser buen estudiante?

A propósito del 26 de septiembre, fecha en la que en Ecuador se celebra el Día de la Bandera Nacional y los estudiantes de primaria y secundaria son parte de la ceremonia de juramento a este símbolo patrio.

En otros tiempos me hubiese seguido sintiendo orgullosa de lo que representa esta fotografía, pero actualmente ya no tiene el mismo valor. Hoy la desempolvo para recordar que, las instituciones educativas son parte de los aparatos ideológicos del Estado y los símbolos patrios también constituyen la parafernalia de la configuración Estado-Nación. Por eso, aunque la educación pareciera liberarnos, igualmente puede atarnos si no desarrollamos una visión crítica en el tiempo.


Aunque de niños nos dijeron que la nota 20/20 demuestra cuán buenos estudiantes somos, en realidad, esta calificación “perfecta” no nos hace mejores ni peores, pues nuestra capacidad no está limitada por la sumativa de aciertos. En principio, aprendí a no dar méritos a las pruebas de reactivos, donde te juegas la “a”, “b”, “c”, “d”, etc., ya que eso nos robotiza. Por otro lado, las respuestas textuales paralizan nuestro potencial para producir y nos enseñan a ser los reproductores de hoy y los olvidadizos de mañana. Para mí los mayores desafíos en la academia están donde tu capacidad de reflexión crítica se encuentra a prueba en todo momento, donde no tienes que demostrarte que puedes sacar un 20/20, sino que puedes con tu potencial contribuir a la transformación de esta sociedad.


La exigencia de la nota perfecta ha llevado a la corrupción de la educación, donde todo se concentra en pasar el año lectivo o el semestre, muchas veces sin merecerlo, mientras que en otras estás condenado a repetirlos por pensar diferente. Una nota perfecta puede ser lograda por esfuerzo propio y honesto, pero también por deshonestidad académica. Cada uno lleva en su conciencia aquello y debe saber además que allá afuera no tiene que rendir una prueba de 20/20, sino aplicar los conocimientos que realmente domina.


Desde el colegio empecé a preguntarme ¿qué es ser buen estudiante? ¿Acaso aquel que solo escucha al maestro y lo anota todo sin cuestionarse? ¿Aquel que solo responde y sus notas jamás descienden de 19? En la escuela solía ser aquella niña. En el colegio parcialmente lo seguí siendo, mientras a la par en esos soliloquios en los que me perdía comprendí que ni siguiera "el buen", sino el estudiante no es el callado, sino el estudiante rebelde e interesado en aprender, preguntar y proponer, no para pasar ciclos y mantener el orden social, sino para transformar aquello que siempre nos ha jodido.


No es para nada fácil asumir esta postura dentro de un sistema donde las relaciones de poder (docente-estudiante) en la educación nos intimidan y entonces el silencio para la mayoría es lo mejor para culminar la carrera y la manifestación de las injusticias es “meterte en problemas”. En esos pensamientos se ha caído. Cada uno lucha a su manera. Y aunque pareciera que todo ya está dado y que nada se puede hacer para cambiarlo, siempre estamos estos tercos cargando con las esperanzas de que otra educación es posible.


Artículo: Tatiana Sandoval

Diseño: Tatiana Sandoval


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