Ya sé que me dirán, pero ¿cómo? Tú estudias Comunicación Social. ¿Entonces, para qué estudias esa carrera? ¿Es que no piensas trabajar en Ecuavisa, Teleamazonas, etc. y hacerte famosa? He ahí el grave problema, pues nos mal enseñaron que la carrera de Comunicación Social es para trabajar en medios conocidos y ser imagen pública reconocida. Y si no haces eso, aunque sea de chismoso en esos programas faranduleros, entonces no eres comunicador social, sino un fracasado que supuestamente no ejerce su carrera por no estar en medios públicos o privados. ¡Cuánta barbaridad!
Para empezar, todo es comunicación social, la misma que no es una ciencia, sino una disciplina transversal, es decir, que atraviesa todas las ciencias, lo que la hace imprescindible. Por otro lado, la comunicación social, afortunadamente, no se limita a los medios de comunicación tradicionales. Quienes seguimos esta carrera aprendemos que ésta es demasiado amplia y exquisita, que puedes llegar a ser comunicador corporativo, político, científico, turístico, ambientalista… En fin, así de amplia es la comunicación. Y aunque no lo crean, los verdaderos comunicadores están detrás de pantalla. Si hablamos de televisión, son aquellos que están redactando, escribiendo los textos para que alguien los lea, los que se trasnochan editando bajo presión, los que hacen todo eso que sale en la pantalla aparentemente de forma milagrosa y que alguien sólo se encarga de presentar.
Es innegable que cuando el sueño de ser comunicadores sociales se nos despierta desde pequeños, evitemos pensar que la pantalla chica será nuestro destino final, ya que aún no estamos conscientes de lo que involucra realmente este mundo. A mí también me pasó. Pero, a medida que fui leyendo me fui haciendo más crítica. La misma migración interna me ha hecho más crítica. La experiencia en distintas universidades me ha hecho más crítica. Nada más lacerante y placentero que escuchar en el primer día de clases y luego en reiteradas ocasiones que los profes te digan: “si piensan que vinieron a esta universidad a estudiar comunicación para salir en televisión y hacerse famosos, se equivocaron de lugar, pues aquí les vamos a enseñar a pensar la comunicación para que luego no salgan con cualquier estupidez como aquellos que creen que por tener imagen y pantalla son los dueños de la verdad”.
Desde luego no todos llevan esta filosofía, debido a la falta de análisis crítico de una sociedad de consumo y reproducción. La sociedad ahora mismo no puede comprender esto, pues está anclada en la idea de que un comunicador exitoso es el que está en medios reconocidos y si no es el caso es un pobre y triste fracasado. Déjenme decirles que desde el punto de vista social voy felizmente por ese camino, ya que el concepto de éxito que nos venden es una alineación de un modelo impositivo que no todos están dispuestos a cuestionar y que quienes sí lo hacemos estamos condenados a ser “los desadaptados”.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Mabel Cox
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