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Sonreír, reír, llorar de la risa no significan que no tengas problemas, que la tristeza no haya permanecido por mucho tiempo en tú vida y luego de superarla retorne de un momento a otro, tampoco significan que todo en tú vida sea una maravilla. Quien es capaz de sonreír, pese a todo, es porque aprendió a mantener la paz en su corazón con los sinsabores, los dolores y las crisis materiales, emocionales y espirituales que son parte del equipaje que se lleva a todos lados en este viaje por la vida. Ya tendremos mucho tiempo para estar en silencio, ahora es momento de hacer ruido con nuestra risa espontánea y natural y contagiar a los demás. No todo es dolor.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Mabel Cox
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