El 11 de octubre de cada año se conmemora el Día Internacional de la Niña y justamente hace un par de días vi a dos pequeñas en el bus que abrazaban y “jugaban” a amamantar a unos muñecos bebés, mientras estaban en compañía de mamá y papá. Entonces cuestioné la educación que hemos recibido las niñas, esa “educación” que nos naturaliza que nacimos para ser mamás y por eso desde chicas tenemos que ir practicando con la “cicciobello”, el cochecito, la ropita, el biberón, el chupón, etc. Hoy que soy adulta cuestiono que a las niñas se les enseñe que la lactancia es su destino (aunque desde pequeñas vayamos decidiendo que no queremos ser mamás y que tomar esa decisión no es ningún pecado, es un derecho); que jugar a la “cocinita” es una práctica para los quehaceres domésticos, porque para conseguir esposo tenemos que saber cocinar.
¡Ya basta de toda esa mala enseñanza! ¡Basta de bebés de plásticos! ¡Basta de barbies!, porque hasta eso nos inculcan de niñas, que tenemos que responder a cuerpos perfectos como esas muñecas que nos compran o como aquellos que se muestran en la publicidad que nos emboba. Venimos a este mundo con la mente vacía y nos llenan de malas prácticas para someternos al sistema social, así creemos que con el primer kit de maquillaje infantil luciremos más hermosas, que nacimos para ser princesas y reinas que encontrarán a un príncipe azul que no permitirá que les falte nada y vivirán felices por siempre. Lo siento, pero tenemos que deconstruir el cuento de hadas que es parte de esa sociedad feudal que aún en otros tiempos se quiere mantener.
Esos muñecos apretados en el pecho de una niña es la primera destrucción de su infancia. Dejen de presionar a las niñas, déjenlas ser libres para que elijan sus propios juguetes sin tener que escuchar: “no, esos carros no son para ti, son para hombres”; “fútbol no, dirán que eres marimacha”; “olvídalo, si te compro una bicicleta te pasarás lastimando y las niñas deben lucir impecables”; “trompos, cometas, canicas te convertirán en una lesbiana”. Ese es el grave problema de la sociedad, creer que la heterosexualidad se define por la clasificación de juguetes, porque el celeste es de los varoncitos y el rosado de las mujercitas, etc. etc.
De niña, aunque me decían “marimacha” jugaba fútbol, me gustaba el balero, las cometas, la bicicleta, la patineta y aunque en muchos otros juegos supuestamente “varoniles” me apartaban, ahí estaba de curiosa y lista para participar.
Cuando acabemos con los estereotipos habremos empezado una verdadera sociedad de equidad.
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Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Patricio Vásquez
Diseño: Tatiana Sandoval
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