top of page
Foto del escritorTatiana Sandoval Pizarro

Cicatrices

Actualizado: 14 ago 2020

“Aprendí que la belleza está en las cicatrices en las que tienes grabadas tantas experiencias que te has atrevido y te atreves a vivir”.


Mi cuerpo como el de muchas personas está marcado por cicatrices físicas. Cuando somos niños es inevitable que tengamos accidentes que nos provocan heridas que nos dejan grandes cicatrices, pero que afortunadamente por la edad éstas tienden a desaparecer casi por completo, no obstante cuando somos adultos no sucede lo mismo.


Cuando retomé con intensidad mis aventuras en bicicleta, viví una etapa de energía increíble y me sentía súper poderosa. Esta etapa también se mezcló con tiempos de crisis emocionales, capaces de hundirme en la depresión hasta llegar al punto de jugar a propósito mi vida en lo que me hacía y me hace tan feliz: andar en dos ruedas. Me volví despistada, me dejaba atrapar por los caminos en los que andaba, tratando de olvidar todos los comentarios negativos que recibía por mi estilo de vida y que los sentía como un puñal.


Todo marchaba aparentemente bien, hasta que empecé a hacerme daño. Varias veces experimenté caídas drásticas desde mi bici y parecía que con ninguna me lograba conformar. Me lastimaba las piernas y el rostro, aún así me levantaba y de nuevo subía a la bici con más ganas de pedalear, me creía inmortal hasta que llegué a mi caída más grande por exceso de velocidad y pérdida de control. Me puse un alto cuando me ocasioné una triple fractura en el tobillo, me zurcieron por primera vez una pequeña parte de mi rostro y también por primera vez pasé por un quirófano. Fue una etapa difícil, pero aprendí a llorar y a morder el dolor, a ser fuerte para no rendirme, a volver a estar de pie aunque sea en uno y a continuar con las actividades que más disfruto, eso sí tomando las debidas precauciones, porque una caída así no quiero volver a repetir. Aprendí que la belleza está en las cicatrices en las que tienes grabadas tantas experiencias y que la vida es una constante de riesgos, pero también de moderaciones. Aprendí a enfrentar las cicatrices que yo mismo me ocasioné y desafié a la vergüenza. Acepto a mi cuerpo con todas sus marcas por más feas y asombrosas que parezcan para los otros, porque son mis marcas, porque son mis vivencias, porque tienen su historia, porque sin ellas mi vida no tendría el mismo valor. Aprendí a hacer oídos sordos a todo lo negativo y a concentrarme en lo que verdaderamente significa vivir. Aprendí a verme al espejo sin reprocharme y sin permitir que los reproches de otros desestabilicen mis emociones.

Continuó con mi vida en dos ruedas en otros tiempos, en tiempos donde mi mente está concentrada en lo que está haciendo. Sé que no estoy libre de una nueva caída, pero ahí voy, porque la vida se ha hecho para pedalear constantemente, pese a todas las subidas y bajadas que hay en el camino.

Artículo: Tatiana Sandoval

Fotografía: Mabel Cox & Patricio Vásquez


¡Muchas gracias por compartirme su tiempo! Si este artículo es de su interés y consideran que puede interesarle a otros no dejen de compartirlo. ¡Sean felices siempre! 😃


Suscríbete


2 visualizaciones0 comentarios

Entradas relacionadas

Ver todo

Comments


bottom of page