Desde niña aprendí a verme en primer lugar como “ser humano”, antes que como mujer por el hecho de serlo o como hombre por no serlo. Sé que a lo largo de la historia han surgido muchas corrientes y movimientos para implantar, cambiar o desterrar ideologías. Particularmente, me identifico con el humanismo como valor para defender “el derecho que tenemos de desarrollarnos libremente sin diferencias humillantes”, pues estoy convencida que si nos hubiésemos visto desde el inicio como seres humanos no existiera esta lucha incesante entre mujeres y hombres, es que eso nos falta, vernos como una sola o uno solo sin distinción de género o sexo. No podemos caer en la generalización de pensar que todos los hombres son “machistas” y todas las mujeres tenemos que ser “feministas”. Soy mujer y proponer el desarrollo de la humanidad no me hace aceptar el maltrato físico, emocional, psicológico del que las mujeres hemos sido históricamente víctimas, al contrario, he luchado permanentemente contra él desde que tengo uso de razón, es por eso que cuando algunos y algunas se han atrevido a decirme que no puedo, que no debo, que no es pertinente por el hecho de ser mujer, he demostrado con hechos que sí puedo, que sí debo, que sí es pertinente siendo mujer. Sí, soy mujer, pero mi rostro femenino es el de una humana que en el camino ha conocido no sólo a hombres sino también a mujeres pregonando el machismo, tampoco negaré que el ser mujer me hace sentir más vulnerable en una sociedad plagada de violencia, aún así batallo contra esta sociedad de desigualdad donde también he leído y he conocido a mujeres poderosas que realmente han transformado y están transformando la historia y a hombres comprometidos con la erradicación de toda forma de violencia.
Si lo que pretendemos es una sociedad libre de desigualdad y violencia, tenemos que aprender a reconocernos como humanidad entre toda nuestra diversidad. En buena hora cuando en las clases dejamos de hablar del “Origen del Hombre” para hablar del “Origen de la Humanidad”, desde allí se empezó un cambio en nuestras expresiones, no obstante, no basta con el cambio de palabras, hace falta mentalizarnos para llevar a la práctica este lenguaje universal.
Artículo: Tatiana Sandoval
Diseño: Patricio Vásquez
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