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Foto del escritorTatiana Sandoval Pizarro

Sueños despiertos

Te soñé despierto,

contándome tus sueños,

esos sueños de bohemio

que me entonabas desde una guitarra

hasta pronunciar los versos

de algunas canciones que terminaban

agitándote el alma de añoranzas.


Te soñé cuando de mis sueños desconfiaba,

cuando buscabas tú a un alguien,

alguien a quien compartir lo que sabes,

lo que la vida te enseñó a percusiones

y quizás allí reencontrarte con Dios

y moldear la obra que te encomendó.


No han sido en vano tantas horas

de diálogo entre inesperados viajes,

tú sentado a la derecha

y yo siempre a la izquierda,

esas si son vanas tendencias

que supimos debatir

sin perder el centro del sentimiento

y la razón. Aprendimos a mirar

juntos a un mundo sin escrúpulos

y aquí estamos vivos

necesitando de la justicia social

y la justicia social necesitando de nosotros

para despertar las conciencias

de los que se resignaron a vivir

en un mundo aparentemente normal.


Te soñé cuando había dejado de soñar.

Empapaste mis lágrimas de alegrías

con tus monólogos y tú risa,

con esa incertidumbre que me

provocan tus bromas cuando

no las sé diferenciar de la verdad.


Te fuiste escapando del sueño

y me viste llorar, viste

correr los rezagos de mis penas

en mis mejillas y fuiste conociendo

mi corazón, fuiste purificándolo

con los girones de las historias de tú vida.


Me abrigaste de comprensión

aun así te alejabas más de aquel sueño

y cuando te soñaba el más alegre

te vi llorar, escuché tú dolor,

te sentí el más humano de todos

y me acerqué a abrazarte

con toda la sinceridad

de nuestra incipiente amistad.


Era el momento de despertar

aunque nuestros sueños nunca

han estado dormidos, pues siempre

andan inquietos queriendo poner

el mundo de cabeza que en tanto

tiempo de pie solo ha dado guerras.

Cuando habíamos despertado,

habíamos comprendido cuál es el designio

de Dios en nuestras vidas

y que en nuestras vidas

hemos dado los pasos por los caminos

donde Dios ha necesitado de nuestras huellas.


Entre los sueños y la realidad

está nuestra verdad, esa verdad

que se puede contemplar

como un manantial. Estando

más cerca llegué a descubrir

que a tú vida le falta una pieza

y que solo cuando te decidas salir

a buscarla vivirás la bohemia

y la bohemia en tú vida

no como el despilfarro de tus años

sino como el artista que en tantas noches

de insomnio estuvo diseñando

y puliendo las piezas

que compondrían la obra de su vida.


Los artistas también se equivocan

y los que no se equivocan no son artistas.


Aprendí con tus lecciones,

ahora quiero rendir el examen

y no pretendo un diez como calificación,

solo anhelo que los demás conozcan

lo que aprendí de ti y comprendan

que las posibilidades de justicia

están en nuestros intentos,

en nuestra voluntad de servir.


Te escribo desde las curvilíneas

del camino que nos hizo saber

quiénes somos y a dónde vamos,

te escribo viajando a Zaruma

mientras te recuerdo,

espero siempre recuerdes estos versos,

y solo me queda decirte gracias

por enseñarle a mi corazón a ser libre

y a conservar a un gran amigo.

Artículo: Tatiana Sandoval

Fotografía: Mabel Cox


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