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Foto del escritorTatiana Sandoval Pizarro

Política a lo natural

Quise hacerlo en prosa

mas siento que en versos

la política recobra su naturaleza,

ese nacimiento de ideales prósperos

destinados al buen vivir

que se esfuerzan por la dignidad de todos,

por la felicidad colectiva

que tanto se pregona en la tarima

y que pronto son un obstáculo

en el ejercicio del poder.


Esos políticos redondos

que critica Galeano

son los que siguen dando

vueltas al mundo,

cada uno con su bandera

que no es la del pueblo,

es la de su movimiento o partido.

Conozco a estos políticos

a los que les encanta echarse

flores entre ellos mismos.

Un día se presentan como si fueran

el Simón Bolívar de su jurisdicción,

otro día creen ser los dioses del cambio

y entonces se arrodillan, rezan

y hacen rezar al pueblo

para que la votación les favorezca.

Ellos son bien redondos,

están aquí, luego allá

y después no saben dónde están,

peor aún a qué arco patear

y al final se hacen autogol.


Los que dicen que son de derecha

hacen alianza con la izquierda,

los que son revolucionarios de izquierda

no entienden el socialismo

y los que se van al centro

en menos de lo que respiro

ya están radicalizados en la propuesta

que más dólares les ha ofrecido.


De estos políticos me preocupa todo

porque la naturaleza no nos hizo así,

de hecho me estoy convenciendo

que llevaron la política al quirófano

para sustraerle el cerebro y el corazón.

No contentos con arrancarnos

el poder de pensar y sentir

nos obligan a pelear por ellos

en sus campañas y a endiosarlos

como si fueran la única salvación

que más bien es una maldición.


Hay de aquellos que se ridiculizan

todo el tiempo con el ‘yo soy’,

¿y acaso el pueblo no es?

Hay otros que se obsesionan

por ver su nombre y su cara estampada

en sus ‘majestuosas obras’.

Hay a los que les encanta que les agradezcan,

estos suelen ser los más ingratos

y no se me pueden escapar

los que llegan a creerse intocables,

olvidándose que para ser príncipes,

primero tuvieron que ser pueblo.


Estos políticos desnaturalizados

todos los días tienen cita con el cirujano

para planear más y más retoques.

Sé que están intranquilos porque sus tesis

obsoletas ya ni a ellos los convencen

y lo que más les aterra es que la juventud

se les rebele y en sus cortos años

logre lo que ellos no han logrado.


Solo con escuchar las voces elocuentes

de los jóvenes empiezan a sudar frío,

por eso nos reducen el espacio

y el tiempo de nuestra participación;

para quedar bien con el público

gritan a todo pulmón:

‘Sí a las propuestas de los jóvenes…’

y con el micrófono apagado

y haciendo muecas nos repiten

cobardemente: ‘NO hay presupuesto

para poner en marcha sus proyectos…’


Parafraseando los pensamientos

de Galeano: la culpa de que pienso

esto no es mía, es de ellos

que nos pintan la ciudad

de sus colores para decir

que todos pensamos como ellos

que terminaría siendo no pensar.


Hay que reconocer además que son actores

de cartón bajo el brazo

porque no saben actuar.

Sonreírle a nuestra gente,

a su propia gente les cuesta tanto

que les recomendaría

que para la próxima si es que hay una

ensayen bien o mejor no sonrían.


Para que el enojo no los arrugue tanto

voy a decirles ‘gracias’

por darme las razones suficientes

para versar sus verdaderas intenciones

y devolverle a la ciudadanía

la convicción de ser ciudadano,

político y decente.


Después de quitarle los escombros

a la política me siento orgullosa

de decirles a todos

que somos bien políticos

para no permitir que la politiquería

gobierne nuestras vidas.

Artículo: Tatiana Sandoval

Fotografía: Mabel Cox


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