Gota a gota se bebieron
el repertorio de sus palabras
hasta dejar muerta de sed a su alma
y ahora que quieren mojarla
solo ubican un desierto.
Se extasiaron con avaricia
de sus sentimientos más bellos
y sinceros y ahora
que vuelven a apetecerlos
se chocan con la oscuridad
rebosando en el vacío
de los platos que se sirvieron.
Probaron el néctar
de sus más grandes sueños,
la engañaron con promesas de papel
y ahora que pretenden absorber
el último de sus suspiros
su aliento se respira a veneno.
Armaron todas las piezas
para hacerla caer
y luego la desarmaron
como cualquier juguete
que después de usarlo ya no divierte,
ahora ya no le pueden traer alboradas
a su corazón cansado de sufrir
por las zozobras de siempre.
Le asfixiaron sus motivos
para seguir y ahora
que quieren invitarla a continuar
solo es un mendigo de los días
que quisiera repasar
para no acabar en la mitad
de lo que hasta aquí pudo conseguir.
Cuando más cerca estuvo
se alejaron de ella,
ahora que quieren
devolverla a su prisión
ella aprendió a gritar
con dolor la libertad.
Alteraron las notas de sus ilusiones
y cuando quieren componer
se dan cuenta que ella es clave
de la nueva melodía que ahora
tendrán que tocar sin el sol
de la más leal de sus sonrisas.
Después de romper sus esperanzas
quieren remendar con retazos
a su voluntad,
ya no hay excusas para aclarar
ni horas para descontar
lo que ya no será
ni el último grano de sal
que le quede a este mar.
Enflaquecieron su destino,
quedó indeleble la teoría
en las lecciones de su vida.
Nunca más volverán a sangrar
sus heridas con las mismas cuchillas.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Tatiana Sandoval
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