Avistando el tiempo
me recuerdan que no soy normal
y yo prefiero recordar el futuro,
quedarme escribiendo
lo que estoy viviendo
en este mundo paranormal.
No son caprichos,
los caprichos no tienen nido
y mis pies tienen un camino
que estoy andando
y en el que estoy llegando
a esa morada
en la que permanecen
mis sueños muy vivos.
Estoy llegando
a mi propio encuentro
y no soy normal
porque mi retiré de la universidad,
porque preferí educarme
yo misma con mi curiosidad,
porque me entregué
a las experiencias de la vida,
porque preparo mis propias
clases desde la calle,
desde el paisaje,
desde una idea
que se despierta más temprano
que mi cuerpo,
desde esos libros
que me hablan más
que los que me están viendo.
Después de no recibir
ninguna clase que me convenciera
en la educación convencional,
me retiré a aprender para enseñar.
No soy normal porque
aunque sepa un poquito
de cada cosa,
no tengo un título
que respalde todo lo aprendido.
Dejé de ser alguien en la vida
por renunciar al cartón
que se ponen muchos debajo del brazo
para recorrer las avenidas
sin conseguir trabajo.
Yo nunca quise
ser alguien en la vida
porque ya lo soy,
soy más que un alguien,
soy ese todo incompleto
que la vida me está
enseñando a ser.
No soy normal
porque teniendo muchas
ofertas políticas
me doy el lujo
de rechazarlas a todas,
cambiando el dinero
que pudiera ganar
por la paz, la paz
de tenerlo todo
sin pintar mis convicciones
de los colores
de los movimientos y partidos políticos.
No soy normal
porque no hago lo que los demás
me dicen, porque sigo
mis propias directrices,
esas que están
fuera del sistema social.
No soy normal
porque no sigo a nadie,
porque sin conocer me voy
por mi propio camino,
porque de mis hombros
cuelga una mochila
que guarda todas mis travesías.
Piensan que soy
como los extranjeros mochileros
que salen de distintas naciones
a probar suerte y vida
en otros territorios,
muchos aventuran solos
y hay quienes
se desplazan en pareja.
A ellos les llaman vagabundos
y a mí no necesitan llamarme
porque ya lo soy.
Me di cuenta que son perfectas
mis imperfecciones,
que nací en una tierra
y moriré en otra
que aún desconozco,
por eso y por más
no soy normal.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Anónima
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