Naciste para ser libre
y para ayudar a colocar
alas a los demás.
Naciste para soñar
en esta realidad
contaminada de injusticias
y normalidad.
Naciste para creer
en lo imposible
y para en lo imposible
empujar a los demás
hacia la cima de la montaña.
Naciste para transformar
la vida de muchos jóvenes
que Dios los encomendó
a tú sendero, no en vano
has sufrido tanto
para dar tanta dicha
a tus discípulos
con el compartir honesto
de tus conocimientos.
Naciste para ser toda
la vida un joven artista,
para darle a este mundo
otro color, de ese
que nadie elige porque
teme que sus ojos
contemplen lo desconocido.
Naciste para respirar otros aires,
de esos que te hacen
un torbellino en el corazón
y que luego se convierten
en tú propia brisa.
Naciste para hacernos
escuchar los otros sonidos
que tiene la vida, para tallar
el talento de los seres humanos
que fuimos creados
para la lucha, esa misma lucha
para la que tú también naciste.
Naciste para ser un gran líder,
para disfrutar de tú naturaleza,
para ser uno de esos pocos
locos que lo arriesgan
todo sin esperar nada a cambio.
Naciste como escapado
de un sueño para internarte
en otro y allí abrir tú maleta,
la que después de que dijeras
que el tiempo de Dios
es perfecto, nunca más
podrá volver a empacar
los grandes días que te esperan.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Mabel Cox
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