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Foto del escritorTatiana Sandoval Pizarro

Los que migramos

Exactamente un 22 de diciembre de 2017 llegaba junto a Patrizio a Quito para radicarme esta vez en la capital ecuatoriana. Llegamos como reza la expresión popular: “con una mano delante y otra detrás”, pero muy decididos de volver a empezar.


Aquí mi criterio como migrante interna:


Podría haberme quedado en el lugar en el que para muchos lo tenía todo, una carrera profesional, un trabajo estable, una trayectoria política y la familia muy cerca (Huaquillas - El Oro), pero no lo hice. ¿Para qué aventurarse? me preguntaron algunos, la respuesta es: para vivir. Cada uno tiene diferentes maneras de proyectarse como se piensa, de vivir como estima que es lo mejor y a veces muchos lo irrespetamos, irrespetamos y juzgamos a los migrantes, los tachamos de cobardes por irse y consideramos que la valentía está en quedarse, pero no conocemos las razones de fondo de cada uno en sus decisiones y no nos damos cuenta que no eres valiente porque te vas, te quedas o regresas sino porque tomas decisiones y asumes las consecuencias.


Podría haber considerado regresar si no lograba mis objetivos, si la situación resultaba demasiado dura, mucho más en una ciudad donde nadie te conoce, pero no lo hice, simplemente porque retornar ya no forma parte de las opciones si decides que quieres seguir luchando desde otros espacios, pese a todas las adversidades. Y no eres necio, caprichoso ni insensato por eso, eres tan igual como los que deciden regresar. Por eso, admiro a los que se quedan, admiro a los que se van, también a los que regresan y a los que deciden no volver nunca más.


La fotografía que se observa me la tomó Patrizio hace un par de años desde la nueva vista que contemplaríamos en nuestros amaneceres. Desde esta vista también añoro la tierra que dejé desde hace más de cinco años, pues los migrantes internos también extrañamos el lugar en el que permanecimos por mucho tiempo, no exactamente puede ser el de tu nacimiento (en mi caso Arenillas - El Oro), pero sí al que consideras tu sitio más entrañable (Huaquillas - El Oro), aún así los migrantes buscamos otros horizontes y así como unos tienen el valor de quedarse, otros tenemos el valor de desplazarnos no para huir sino para ganar esas nuevas experiencias que nos enriquecen como humanos y elevan nuestros niveles de pensamientos. Cuando me preguntan de donde vengo, de donde soy y cuento brevemente mi travesía, me dicen: “usted no es de aquí ni de allá” y en realidad es así, mi capacidad de desarraigo me lo ha permitido y no es falta de amor por la que guardas en el corazón como tu primera tierra, es el alma de trotamundo con la que naciste.

Artículo: Tatiana Sandoval

Fotografía: Patricio Vásquez



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