Los artistas crecimos pintándole
garabatos a este mundo,
todo lo que imaginamos
lo hicimos cine, fotografía,
música, baile, oratoria, escultura,
arquitectura, pintura, poesía,
todo lo que se pueda construir
desde nuestro planeta interior.
No nos conformamos con la que ya existe,
por eso vivimos embarazados de esperanzas
y de sueños, pariéndolos cada vez
que nos obligan a creer
que este mundo siempre será el mismo.
Los artistas casi siempre
somos el alimento de nuestras necesidades
y las necesidades son el alimento
de nuestro arte.
Casi nunca nos sobra tiempo
si hasta cuando dormimos
estamos componiendo
con esos garabatos
que se aparecen en los sueños.
Los artistas no vendemos lo que hacemos,
no quisiéramos hacerlo,
pero también pasamos hambre,
nos falta vestido y un techo,
nos enfermamos y tenemos
el derecho como todos
de educarnos.
El arte nos dio la vida
y nuestra vida está consagrada al arte.
Esta tarde cuando un compañero
de trabajo me dijo
que aún no encontraba ese algo
a lo que quisiera dedicarle su vida,
le pregunté –que es lo que más
le gustaba hacer y me respondió:
la música, entonces le repliqué
–¿acaso la música no es ese algo
a lo que puedas dedicarte sin pensar
que vas a morir de hambre?
y es que los artistas aprendimos
a trabajar para vivir
en lo que más disfrutamos
saber y hacer.
Fotografía tomada en el Parque El Ejido mientras uno de los artistas del lugar caricaturizaba a Tati - Patrick y Hauleen.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Tatiana Sandoval
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