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Foto del escritorTatiana Sandoval Pizarro

La preocupación de la casa

Son las amas de casa

las que permanecen inquietas

por el orden y la limpieza;

cuando enferman

no hay quien las reemplaze,

solo ellas saben quitar

bien el polvo debajo

de las camas, de los muebles

y de las mesas, solo ellas

le sacan brillo a la cocina

y solo ellas mantienen

la higiene del baño,

por eso son las últimas

en descansar y las primeras

en levantarse sin reprochar.


El desayuno temprano,

lo niños de uno en uno

ir despertando, los uniformes

planchados, revisión de mochilas

para que nadie olvide nada,

rumbo a las escuelas y guarderías,

a muchas de ellas les espera

el trabajo fuera de casa

y al regresar a casa

tienen más trabajo.

Toda la mañana pensando

en qué hacer a la hora

del almuerzo, que a Mateo

no le gusta la sopa de fideo,

que Ana Luisa detesta la papa

y que al esposo no le agradan

las verduras. Es una tortura

pensar en el menú de cada día.

Por la tarde a inspeccionar

los libros y cuadernos

de los "guaguas",

a ayudarles con las tareas,

a llevarlos al parque

para que se distraigan,

probablemente al siguiente día

deba asistir a las reuniones

de "padres de familia"

donde los representantes

siempre son las madres,

aún así en las instituciones

educativas sigue siendo

el "comité de padres de familia".


Y si en casa a los niños

y al papá se les ocurre

tener mascotas, son ellas

las que tienen que cuidarlas.

Las amas de casa

no tienen horario

ni de entrada ni de salida,

no conocen la desocupación,

no tienen tiempo para la televisión.


Las amas de casa

hacen de un día

una semana de trabajo,

están en todos los lados

de la casa, están al pendiente

de sus hijos y del esposo,

casi nunca ellas se prestan

un minuto de atención.

Amas de casa sin remuneración

que hacen siempre su trabajo

con demasiado esmero y amor.



Artículo: Tatiana Sandoval

Fotografía: Mabel Cox


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