Nunca tuve idea de cómo empezarte,
hoy se me ocurrió una para
trazarte en mi mente.
Te he leído tantas veces
y solo hoy te he comprendido.
Sigo buscándote sin pretender encontrarte,
te sigo imaginando llegar
sin creer que puedas ser real.
Te sigo esperando
y ya no quiero esperar la soledad.
Quizás estés ahí
entre los gritos de la gente,
en un helado de ron pasas
que no me pasa la mediocridad
ni la hipocresía.
Te estoy llegando a decodificar
como decodifico el sistema económico
del planeta en el Capital
de Carlos Marx.
Me dueles sin conocerte
y te voy amando sin
saber quién eres,
para qué saberlo
si de este medio social
ya lo sé todo
y tú ahí no apareces.
Quizás seas el líder guerrillero
de un corazón a punto de explotar
una revolución o tal vez
mi cantinflada de la semana,
o la ley que me rige
y no termina de debatirse.
¿Voy hacia ti...?, no lo sé,
creo que debes estar esperándome
como la Carta a García
que tarde o temprano llegará.
¿Vienes hacia mí...?, lo dudo,
yo sigo buscándote en un
siete por cuatro, veintiocho
cuadras recorriendo entre idas y venidas
de la casa al trabajo
y del trabajo a la casa.
La verdad no tengo idea de cómo besarte,
si tocar para pedir permiso a tú puerta
o ser arbitrario como todos
los que te lastiman
porque sólo aprendieron a pedir
disculpas después de causarte el daño.
Nunca quisiera verte llegar
por la puerta grande,
prefiero que entres a mi vida
por la ventana de los artistas,
rompiendo el lienzo a pincelazos,
tocando la armónica
hasta perder la armonía.
Ojalá y fueras como ninguno
de todos los que he conocido.
Confío en que no me esperarás
donde todos se reúnen,
que si haces filas en un local de KFC
no seré yo la que te atenderá
ni tampoco la persona con quien tropezarás
en cualquier horario de la comida,
pues debes saber que detesto
la coca cola y las papas fritas.
No sé cómo terminarte,
mas ya estoy amaneciendo sin ti
como todos los días,
como todavía te pienso
antes de responder
a quienes me sacan de mis casillas.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Mabel Cox
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