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El humo de su cigarrillo

Le apetecía trotar

y a él fumar

su apetito.


Trotaba,

él corría

el humo

de su cigarrillo.


Sudaba,

él permanecía

holgado

en la banca

mirándola andar.


Llevaba el control

del tiempo,

él botaba 

al aire fresco

el humo

de sus cigarrillos.

Ejercitaba

más de una hora,

el mismo tiempo

en que él

la vio ejercitar

inhalando nicotina.


Son dos decisiones

distintas,

él se queda

enfermando

a su cuerpo,

ella se va

a darle vida.



Artículo: Tatiana Sandoval

Fotografía: Mabel Cox


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