Así es, porque somos diversas y sobre eso también debemos reflexionar. Mis condiciones no son las mismas que las de otra mujer y las de aquella mujer tampoco son las mismas a las de otra mujer. De ahí que, es importante que unamos fuerzas en esta lucha legítima que la sociedad descalifica, porque aún no es capaz de tomar conciencia que cada espacio en deberes y derechos alcanzado por las mujeres es producto de la rebelión, la resistencia, la ruptura del orden establecido, la discusión de las leyes que nos rigen, la construcción de nuevos caminos.
América Latina está caracterizada, particularmente, por una gran diversidad de mujeres, por eso, no es posible hablar solamente de la “mujer”. Cuando entre mujeres cuestionemos la lucha de las mujeres, primero debemos analizar las condiciones en las que nosotras nos encontramos. Ser mujer ya representa una vulnerabilidad; ser mujer indígena, negra, mestiza, mulata, campesina implica que esta vulnerabilidad sea mucho más alta, ya que estas cuestiones impuestas bajo la idea de que existen razas superiores e inferiores lo único que hacen es acentuar el empoderamiento de ciertas mujeres a costa de la situación de otras mujeres.
Tenemos que pensarnos como mujeres, no como mujer para comprender porque se exige la despenalización del aborto por violación. Es fácil decir que el embarazo se puede prevenir, pero la pregunta es ¿cómo previenes un embarazo si eres violada? Mis condiciones personales me permiten prevenir un embarazo no deseado e inclusive decidir no tener hijos, pero mis condiciones no son las mismas de aquella mujer que vive en los suburbios o que vive en la urbe en un contexto familiar de violencia. Tampoco estas condiciones son iguales a las de la mujer rural. Y en medio de todas estas ventajas que pareciera tener, estoy expuesta a ser abusada sexualmente y a quedar embarazada de cualquier sujeto. ¿Entonces es mi obligación traer al mundo un hijo que no deseé por el hecho de ser mujer o porque para rematar yo busqué ser violada?
Como pueden leer, todo pasa por pensarnos en la pluralidad y no en la individualidad.
Que nuestra lucha no sea amilanada por aquellos o aquellas que nos dicen: ¿Qué más quieren si ya lo tienen todo? Ellos/as no tienen idea de lo que enfrentamos día a día para ser mujeres por ser mujeres.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Patricio Vásquez
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