Me están llamando otra vez las lágrimas
y entonces las tristezas nuevamente
se desempacan,
se me desempaca la vida.
Cortos los años, larga la vida,
me ha pisado con ahínco el dolor
hasta que aprendí a pisarlo con rigor.
A veces tengo miedo de mí misma,
de ya no poder ser yo,
de haberme pisado con el dolor.
Me están llamando las lágrimas
como si hubiese sido ayer
que esto sucedió.
Quiero olvidar y en el olvido escapar.
He contado los dedos de mi vida
y ya son menos;
las lágrimas me han maltratado
los ojos y una vez más
se escurren en mi rostro.
No... Las tristezas son cortas,
las alegrías un poquito más largas
y no hay temor que te invada
cuando has aprendido a caer
para estar de pie.
He llorado menos de lo que
mis lágrimas han sonreído,
he reído más de lo que mis risas
han entristecido.
En fin, no sufriré más...
no quiero evocar el pasado,
quiero soñar el presente,
quiero vivir el futuro
cuando se escribe.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Mabel Cox
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