En noches tan distintas como estas,
tan vacías como todas,
consultarlos omitiendo un orden
es un privilegio que la filosofía
me ha dado.
Encontrarme con lo que nunca he leído
es lo más mortal para mi ignorancia.
Seguiré sin líneas cortas,
es tanto lo que no sé
que las preguntas me sobran.
El miedo a pensar largo
me coloca el índice en la boca,
aun así me extiendo
hasta donde supongo
que los lectores
me están comprendiendo.
Ya me dejaron sola,
ya se dispararon mis nervios,
la libertad se va volando
en los campos de batalla,
las espadas y los arcabuces
llevan la gloria de conquistarla.
En el laberinto de estos libros
pesan los crucifijos de una opresión
culpada al mandato divino,
encomendada a los viajes de Colón.
Escucho tanta paz
que me aterroriza pensar
que sea sólo mía.
Hay valientes haciendo guerra,
hay cobardes soportándola
me dicen los héroes y las heroínas
de las efemérides revolucionarias.
Ya soñé lo que soñé,
ya viví éste momento,
no sé cuándo,
pero en mi subconsciente
aparece registrado.
Son pésimos mis dotes de tranquilidad,
escapar no es una opción,
quedarme no es decisión de una valiente
y enfrentarme es el arma
para saber quién soy.
La cuadra guerrillera al mando
de los niños está en la primera puerta,
el tráfico de órganos
se salta a la segunda;
el cemento y las drogas
se consumen en la quinta
y en la salida dos
se negocian las legalidades
del aborto mientras se rebajan
las penas a los pedófilos,
se reducen los recursos
para salud pública
y en la cuarta
la corrupción abunda.
Entre los miedos las huelgas
tienen huelguistas sin reclamos
y las sugestiones se quedan
huérfanos de huelguistas.
No se estudia historia
ni universal, ni nacional
para repetirla,
por eso empecé a amarla
cuando los otros se la grababan
en línea de tiempo
para dar la lección
que mañana olvidarían.
¡Cuánta anarquía celebro
en todo lo que digo...!
El único sentido
es que el miedo a decirlo
no existe porque mi opinión
no fue consultada a la libertad
de los que imprimen el código
de estilos para pensar.
En conclusiones no es miedo
lo que hay en mis adentros
si el mundo me tiene erizada
la piel desde que a él pertenezco.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Patricio Vásquez
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