No hay acuerdos, porque a los gobiernos de turno se les olvida gobernar para el pueblo, porque el pueblo sólo existe en las elecciones para sumar votos.
A los gobernantes sólo les interesa
conservar el poder invocando
la democracia que hace tanto
enterraron con la sangre del pueblo.
Las ansias de poder político
y económico ciega
al que parecía más justo
y se vuelve el vicio más pernicioso.
La paz social se interrumpe
con un apagón de ideas
en el que todos se dan
el lujo de juzgar
desde la comodidad de su hogar
señalando a quienes hacen lo correcto
y a quienes actúan de forma incorrecta.
A los carnívoros politiqueros les hace feliz nuestra guerra, ellos celebran entre el caos sus estrategias para llegar a Carondelet. Algunos están en silencio, esperando el momento más oportunista para aparecer como héroes. A otros ya se les cayó la máscara, ya sabemos que quieren que nuestros indígenas se queden en el páramo y que sólo bajen a darles el voto, pero tranquilos que sus recomendaciones sólo sirven para saber quiénes son en realidad. Si me preguntan quién gobierna este país, les diré, que no lo gobierna nadie desde que la justicia es el regalo de los corruptos y la condena de los inocentes. A este país no lo gobierna nadie desde hace mucho tiempo, desde que disfrazaron en los medios de comunicación los ruidos de las balas y de toda represión por sonidos de una falsa paz que no llega porque todos estamos en estos mismos momentos faltándonos el respeto en redes sociales por cada criterio que leemos, porque los insultos ya tienen su propia música, porque la ira está por encima de la razón, “porque al gobierno le importa un pepino lo que nosotros pensemos".
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Tatiana Sandoval
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