En este tiempo,
donde el miedo
se reproduce a gran escala
por todos los medios,
sentimos hasta miedo de estar
acompañados de nosotros mismos,
de descubrirnos
en el silencio
cuando nos miramos
al espejo,
de callarnos
cuando todos
gritan o de gritar
junto a los otros
que ya no podemos.
Hay miedo,
porque nos acostumbramos
a estar afuera
para no encontrarnos
con nosotros mismos.
Hay miedo
cuando nos ha faltado
reconocernos en estos tiempos.
Hay crisis en nuestros pensamientos.
Entonces, tenemos que empezar
a vaciar nuestra mente
y eso es lo que más nos aterra.
La mente ocupada
sólo huye por un momento
de eso que no comprendemos.
La mente que logra vaciarse
es la que empieza a sanarse
y a prepararse
para otros pensamientos.
Hay miedo, tenemos derecho
de sentirlo cuando todo
lo que pensábamos
que era normal
jamás lo ha sido,
porque cuando el tiempo
nos sobra no somos capaces
de encontrarle sentido.
Es tiempo de llorar,
de reír a carcajadas,
de tirarnos al piso,
de levantarnos
por nosotros mismos,
de caminar hacia adentro,
hacia esos espacios de nosotros
donde jamás hemos ido,
de mirar sin miedo
lo que somos, lo que hemos sido,
lo que queremos ser y seguir siendo,
después de superar esta pandemia.
Superar no es volver a la normalidad,
superar es renovarse en el caos
para empezar a corregir.
Nada estuvo bien antes de la crisis sanitaria,
nada está bien ahora
y no sabemos qué pasará mañana,
solo nos queda el hoy
para ser y hacer.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Patricio Vásquez
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