En esta tarde
me estoy bebiendo todo el café
que he podido preparar,
mientras repaso
momentos de distintos niveles,
de distintas ganas de recordar
que quisiera disolver
en esta taza.
Bebo litros de café sin azúcar, bebo recuerdos entre lágrimas que dejaron de ser mi debilidad para convertirse en esa fuerza que siempre me levanta, aunque diga que estas son las últimas.
Me veo bien, sé que aprendí a disimular el dolor y a camuflar la desesperación y reconozco también que hay momentos en que mi alma me delata y quienes aprendieron a mirarla se dan cuenta de que también vivo instantes en los que me siento cansada, en los que sólo quisiera beber otra taza de café y dormir las pesadillas que pudieran inquietarme.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Mabel Cox
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