Recién llegada de Arenillas (mi tierra natal) mis padres consultaron por dos escuelas para que pudiera continuar con mis estudios, me dijeron: "tienes la Escuela Jacinta Valdiviezo y la Escuela Ecuador, ¿a dónde quieres ir?" y mi instinto me impulsó a elegir la Escuela República del Ecuador N° 52.
De ser la niña calladita, que no salía ni a receso en la Escuela María Piedad Castillo de Leví en Arenillas, pasé a ser una niña más despierta, que también aguantó un reglazo en la mano por no ingresar a clases pronto después del recreo, todo por quedarme jugando fútbol. En ese entonces sí me gustaba practicar fútbol, bien de arquera o de jugadora.
En esta escuelita descubrí junto a la maestra Luz Ávila de Vitonera (+) mis cualidades de oradora y de poeta. Sonaba el timbre, todas se iban a casa y yo me quedaba ensayando poemas, llegaba a las cinco de la tarde a casa, mis padres aterrados (en aquel tiempo no existía la disponibilidad de comunicarse por celular). Luego, ya no me quedaba ensayando sola, me acompañaba Johanna, Patty, Lorena y más compañeras que también se preparaban en oratoria y poesía.
Son muchos los recuerdos y las anécdotas que guardo de la época escolar, las primeras clases de computación, las clases de ballet, la participación en los amorfinos que me fascinan, gimnasia con el hula hula, la participación en el Festival de los Villancicos en el que resultamos ser la escuela ganadora, etc.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Anónima & Tatiana Sandoval
Comments