En el deporte también hay riesgos y quienes estamos acostumbrados a ejercitarnos a diario no hay nada ni quien nos detenga 🚴♀️🚴♂️.
Quienes elegimos a diario empezar el día haciendo deporte también estamos expuestos a múltiples riesgos, pero cuando el cuerpo está acostumbrado a ejercitarse no hay riesgos que lo detengan.
Manteniendo la disciplina nos despertamos temprano. Hay mañanas con lluvia, unas más frías que otras si se vive en la sierra. Hay calles bien alumbradas y otras completamente a oscuras. Hay medios de transporte que nos respetan mientras corremos o andamos en bicicleta y hay otros vehículos (por desgracia la gran mayoría) que nos pitan sin parar como queriéndonos decir: “hey, estúpidos voy a pasar en mi vehículo de cuatro ruedas, no estorben”. Hay chóferes que invaden nuestro carril, ese pequeño pedazo de camino que nos queda para circular a los que vamos corriendo o pedaleando, entonces existe el peligro de ser atropellados. Están además en el camino los “amigos de lo ajeno” que ya conocen nuestro horario deportivo y nos esperan para hacer sus fechorías. Hay objetos grandes y pequeños tirados en las vías a los que si no estamos atentos podemos tropezarnos. Hay perros callejeros que nos persiguen para atacarnos. Hay morbosos mirándonos de pies a cabeza. Hay veces en que el cuerpo ya no responde y padecemos lesiones o por un despiste nos accidentamos.
Hay estos y más riesgos a los que nos enfrentamos los que practicamos deporte al aire libre. En general, todas las disciplinas deportivas ya sean practicadas en un lugar privado o fuera de este tienen sus riesgos y quienes los asumimos somos conscientes de aquello, pero es que es eso lo increíble de hacer deporte y de ver a diario cómo se logran vencer todas las barreras que se aparecen en el camino para no detenernos en hacer lo que más nos gusta ⛹️♀️⛹️♂️🧘♀️🧘♂️🏃♀️🏃♂️.
Artículo: Tatiana Sandoval
Fotografía: Patricio Vásquez
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